Todo ataque tiene un precio: la agresión de Rusia no puede quedar impune

El Congreso Mundial de los Ucranianos condena enérgicamente la última ola de ataques de la Federación Rusa contra Ucrania y su población civil. Estos no son actos de guerra, son actos de terrorismo: deliberados, calculados y que violan todos los principios del derecho internacional y la moral humana.

Mientras los ucranianos se preparaban para celebrar el Día de Kyiv, un momento de unidad, orgullo y resiliencia cultural, Rusia desató una ola de ataques con misiles y drones sin precedentes. La magnitud de los ataques de las últimas tres noches podría considerarse un récord: una escalada deliberada destinada a aterrorizar a la población civil y destruir cualquier esperanza de paz. Este no es un simple ataque más, es una clara señal de Moscú de que rechaza la idea misma de negociaciones de paz.

La brutalidad de Rusia sigue existiendo debido a cadenas de suministro ocultas, sanciones insuficientes y la vacilación de la comunidad internacional. Las palabras de preocupación no bastan. El Congreso Mundial de los Ucranianos llama a la comunidad internacional a actuar con decisión para detener la recurrencia del terror. En particular, exigimos:

• Interrupción inmediata de las cadenas de suministro de misiles y drones de Rusia. Los gobiernos, las empresas y la sociedad civil deben unirse para rastrear y detener el flujo de suministros críticos a la maquinaria de guerra rusa.
• Un nuevo modelo de sanciones: «pagar por cada golpe». Cada ataque a ciudades pacíficas de Ucrania debería tener consecuencias directas y crecientes: desde congelamiento de activos hasta severas sanciones financieras. El mundo debe hacer que Rusia sienta el costo de su terrorismo de maneras reales y visibles.
• Alto el fuego inmediato y obligatorio en el aire. No más retrasos. Es necesario proteger la vida de los civiles y Ucrania debe recibir las capacidades de defensa aérea necesarias para neutralizar esta amenaza.

Cada acto de retraso, cada respuesta débil, alienta a Rusia a atacar de nuevo. Hoy es Kyiv. Mañana, cualquier otra nación podría enfrentar las consecuencias de una agresión descontrolada.

Un día que se suponía que sería una celebración de la resiliencia de Kyiv se convirtió en un día de luto y sufrimiento. Sin embargo, Ucrania no se dejará vencer. Y el mundo no debería mirar hacia otro lado. Apoye a Ucrania no sólo con declaraciones sino también con acciones.