
Dmitró Lubinets, Comisionado para los Derechos Humanos de la Verjovna Rada de Ucrania
Fuente: Columna de Lubinets para LB.ua
El 9 de julio de 2025, la Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos emitió un fallo en el caso “Ucrania y Países Bajos contra Rusia”. Este es el mayor juicio interestatal en la historia de la Corte europea de los Derechos Humanos (CEDH), que abarcó el período comprendido entre el inicio de las hostilidades en el Donbás en 2014 y septiembre de 2022, fecha en que la Federación Rusa dejó de ser parte del Convenio Europeo de Derechos Humanos.
De hecho, la CEDH puso fin a todos los intentos de Rusia de presentar la agresión como un “conflicto interno” o “protección de la población”. El tribunal reconoció que la guerra fue una operación cuidadosamente planificada destinada a establecer el control sobre el territorio ucraniano y eliminar al gobierno legítimo. Y lo más importante, Rusia libraba una guerra no contra el ejército, sino contra el pueblo.
Agresión sistemática y ejemplos de crímenes
La CEDH confirmó que, desde el 24 de febrero de 2022, Rusia lanzó una campaña intensiva y a gran escala de ataques, como resultado de la cual murieron miles de civiles. La destrucción de edificios residenciales, hospitales, escuelas, instalaciones comerciales e infraestructuras críticas fue reconocida por el tribunal como una práctica deliberada, no un accidente.
Un ejemplo especial en la decisión de la CEDH fue el ataque aéreo perpetrado contra un edificio de apartamentos en Izyum el 9 de marzo de 2022. Como resultado de la explosión, el edificio de apartamentos en la calle Pershotravneva se derrumbó y murieron 54 residentes. Entre ellos se encontraban familias con niños que intentaron esconderse en el sótano. Posteriormente, la mayoría de los cuerpos fueron encontrados en una fosa común entre más de 400 tumbas con cruces de madera sin nombre. Como Defensor del Pueblo de Ucrania, califiqué este crimen como parte del «genocidio de la nación ucraniana», y la CEDH recogió directamente esta caracterización en su decisión.
Pero Izyum es solo una de las muchas tragedias cometidas por el país agresor. La Federación Rusa ha cometido y sigue cometiendo crímenes similares a diario: en Mariúpol, Bucha, Járkiv, Kramatorsk y decenas de otras ciudades y pueblos ucranianos. El bombardeo masivo de civiles, la tortura y el secuestro son prácticas sistemáticas del agresor.
Los crímenes contra niños ucranianos son crímenes contra el futuro.
Un apartado importante de la decisión se refiere al secuestro de niños ucranianos. La CEDH tuvo en cuenta mi Informe Especial “UNBORN. Violaciones de los derechos de los niños ucranianos en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania y en Rusia: deportación, militarización, adoctrinamiento” de 2023.
En particular, la CEDH, basándose en este informe, expuso los hechos del traslado ilegal masivo de niños ucranianos a diversas regiones de la Federación Rusa. Las deportaciones abarcaron cincuenta y siete territorios de Rusia, algunos de los cuales se encuentran a hasta 8.000 km de su lugar de residencia permanente. Estas regiones difieren significativamente de su entorno habitual en cuanto a características culturales y religiosas; en particular, se trata de la República de Daguestán, la República de Tartaristán y la República de Chechenia. El objetivo era evidente: integrar a los niños en el entorno cultural ruso y desarraigarlos de su identidad ucraniana.
La Federación Rusa tampoco proporcionó ningún mecanismo para el retorno a Ucrania de huérfanos y niños privados del cuidado parental. Por el contrario, eran los más vulnerables a la deportación a familias rusas, donde la adopción casi siempre conllevaba la concesión automática de la ciudadanía rusa.
Cabe destacar que Rusia disfraza las deportaciones de «rehabilitación». En octubre de 2022, la administración de ocupación de Jersón anunció el envío de 5.000 niños a Crimea. En ese momento, 1.500 niños de la región de Jersón ya se encontraban en la península. En mayo de 2023, los ocupantes trasladaron a otros 796 niños de la región de Zaporiyia a «asentamientos más seguros». En muchos casos, los niños no fueron devueltos a sus familias posteriormente.
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