Oleksandra Matviychuk, ucraniana, defensora de derechos humanos, presidenta del Centro por las Libertades Civiles, una de las organizaciones galardonadas con el Premio Nobel de la Paz 2022
Fuente: Matviychuk en Facebook
Hace unos días hablaba con una amiga sobre por qué Ucrania es una “víctima no ideal” a ojos del mundo. Parece que tanto los hechos como el derecho ofrecen una evaluación bastante clara de la situación. No hay dudas de que Rusia es el agresor y Ucrania la víctima de la agresión. Sin embargo, no encajamos en el constructo de la “víctima ideal”.
La víctima ideal simplemente debe sufrir a manos del agresor, mientras el mundo se solidariza con profunda preocupación. En cambio, Ucrania ha tenido el descaro de resistir durante todos estos años a un enemigo varias veces más fuerte. Cuando todos ya estaban listos para “llorarla y enterrarla” al comienzo mismo de la invasión a gran escala.
Más aún, Ucrania periódicamente asesta golpes demoledores a las ambiciones imperiales de Rusia. Un país sin armada hundió al buque insignia “Moscú” y garantizó el “acuerdo de granos” en el mar Negro, algo que no logró ni la ONU ni Turquía.
Un país sin aviación estratégica, que esperó más de dos años aviones modernos de sus aliados y recibió literalmente unos pocos, destruyó más del 30 % de la aviación estratégica rusa.
Un país que ni siquiera ha sido invitado oficialmente a la OTAN implementa por su cuenta la estrategia de toda la Alianza y destruye sistemáticamente el potencial ofensivo de la “segunda armada del mundo”.
Un país donde millones de personas sufren cada día por los horrendos crímenes rusos, pero siguen luchando, haciendo voluntariado, reconstruyendo, ayudándose unos a otros.
Recuerdo: este es el mismo país que, según todos los pronósticos, debía caer simplemente en 3 o 4 días bajo el embate ruso.
“¡Pero si ustedes son más débiles!”, se indignan para sí países con un potente potencial militar. ¿Cómo pueden ser tan descorteses con Rusia, que tiene derecho a veto en la ONU, armas nucleares, 140 millones de habitantes, petróleo y gas, es decir, mucho dinero?
Por esta misma razón, a veces nos cuesta encontrar entendimiento con países que han vivido la opresión colonial y la eliminación de su identidad. Como si dijeran subconscientemente: si ustedes son víctimas y Rusia es la agresora, ¿por qué el ucraniano sigue siendo el único idioma oficial y no suena el himno ruso en las escuelas de todo el país?
Es fácil solidarizarse con una víctima que ha sido violada por el agresor, pateada, atada al yugo y arrastrada. Esa víctima es ideal. Su sufrimiento es puro y profundo. Las palabras en su defensa dan altura moral a quienes pronuncian inflamados discursos de indignación.
Pero las palabras no son acciones. El sistema internacional de paz y seguridad de la ONU hace mucho que no protege a nadie. Otros Estados no se apresuran a arriesgar la vida de sus ciudadanos para detener la injusticia global. Por eso, el sufrimiento de la víctima ideal, al final, sigue siendo solo su problema.
Fotografía: Shutterstock
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