Rusia ha comenzado su retirada de la convención internacional contra la tortura

Rusia ha iniciado el proceso formal de retirada del Convenio Europeo para la Prevención de la Tortura, un documento internacional que obliga a los países a proteger a las personas de la tortura y permite a inspectores independientes inspeccionar las condiciones penitenciarias.

Radio Svoboda informó al respecto, citando un proyecto de ley para derogar el Convenio, presentado por el líder ruso Vladimir Putin a la Duma Estatal rusa el 8 de agosto.

Tras retirarse del Convenio, Rusia podrá impedir la entrada de inspectores internacionales en sus prisiones, y el comité europeo no considerará las quejas de los presos rusos. El Kremlin explicó esto afirmando que desde 2023 Rusia no ha tenido un representante en el comité, ya que el Consejo de Europa bloqueó su elección y, supuestamente, no respondió a la solicitud de Moscú de restablecer la representación.

El Convenio, adoptado por la ONU en 1984, obliga a los países a no permitir la tortura ni a extraditar a personas a lugares donde puedan correr peligro. Rusia se unió a la iniciativa en 1996 y, desde 1998, el documento está en vigor en el país.

Moscú anunció su intención de retirarse de la Convención en agosto, momento en el que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania calificó la medida como «en realidad, la admisión de un delito: la práctica sistemática de la tortura y el deseo de eludir la responsabilidad por graves violaciones de los derechos humanos».

«La Rusia moderna es un territorio de anarquía y humillación de la dignidad humana. La decisión de retirarse de la Convención sobre la Prohibición de la Tortura no hace más que consolidar esta realidad y, finalmente, coloca a Rusia entre los países donde el valor de la vida y la dignidad humanas es nulo», escribió el Ministerio de Relaciones Exteriores.

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