Los gobiernos europeos han comenzado a advertir directamente a sus ciudadanos sobre el riesgo de una guerra con Rusia y la necesidad de estar preparados, escribe The Wall Street Journal. La publicación señala que hace una década, tales declaraciones se consideraban impensables, pero ahora se han vuelto habituales.
“Este es un profundo cambio psicológico para un continente que se ha recuperado de dos guerras mundiales, proclamando la idea de armonía y prosperidad económica compartida”, escribe la publicación.
La razón del cambio de retórica es la guerra a gran escala de Rusia contra Ucrania y el temor de que el Kremlin pueda ir más allá.
Europa teme que un posible alto el fuego o un acuerdo de paz alcanzado bajo presión estadounidense no detenga a Vladimir Putin, sino que solo le dé tiempo a Rusia para recuperar fuerzas. En este caso, Moscú podrá transferir parte de los recursos de Ucrania a Europa.
La situación también se complica por el hecho de que Europa no está segura de que Estados Unidos esté listo para intervenir rápidamente en caso de una amenaza directa. La postura más aislacionista de la administración del presidente estadounidense Donald Trump está obligando a las capitales europeas a depender más de sus propias fuerzas.
En este contexto, los líderes de los servicios de seguridad y los oficiales militares formulan cada vez más sus evaluaciones. El jefe del Servicio de Inteligencia Secreto británico, Blaise Metreveli, afirmó que Rusia seguirá intentando desestabilizar Europa hasta que Putin se vea obligado a cambiar de planes.
«Estamos ahora en un espacio entre la paz y la guerra», afirma Metreveli.
El Jefe del Estado Mayor de la Defensa británico, Richard Knighton, calificó la actual situación de seguridad como la más peligrosa de toda su carrera y enfatizó que la sociedad debe estar preparada para tomar decisiones y sacrificios importantes, incluyendo un aumento del gasto en defensa.
El ritmo del complejo militar-industrial ruso también es preocupante. Funcionarios occidentales estiman que Rusia está produciendo más armas de las que necesita para una guerra contra Ucrania, lo que alimenta los temores de que Moscú se esté preparando para una confrontación más amplia.
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