
Perú. A miles de kilómetros de Ucrania, en las costas del Pacífico, late otro corazón ucraniano: la Asociación Peruano-Ucraniana. ¿Cómo viven los ucranianos en este lejano país, cómo luchan por la verdad y cómo los perciben los locales? Sobre esto, el Congreso Mundial de Ucranianos conversó con la presidenta de la organización, Yulia Dimar.
El nacimiento de la asociación
“Nuestra asociación nació en julio de 2021, pero sus raíces se remontan mucho más atrás”, cuenta Yulia. “Fue un paso lógico para un grupo activo de personas que llevábamos años trabajando aquí, en Perú, y sentimos que era el momento de dar un estatus oficial a nuestra actividad. Al principio éramos 13 miembros fundadores, y ahora somos casi 30 participantes activos, y seguimos creciendo”.
El verdadero impulso para la actividad, según Yulia, vino con la invasión a gran escala de Rusia: “Desde la primavera de 2022, nuestra actividad cambió cualitativamente. Pasamos de protestas y mítines espontáneos contra la agresión rusa a festivales culturales bien organizados y llenos de contenido. Como grupo activo, llevamos tres años trabajando”.
El principal centro de actividad de la asociación es Lima, la capital de Perú, una ciudad con casi 10 millones de habitantes, donde reside la mayoría de la comunidad ucraniana. Aunque hay contactos con otras regiones, la distancia geográfica complica, por ahora, una colaboración más completa.
Una característica importante de la Asociación Peruano-Ucraniana es su apertura: “No solo se unen ucranianos. También tenemos representantes de Bielorrusia, Perú y otras nacionalidades que siempre nos apoyan y simpatizan con nuestra actividad. Estamos completamente abiertos a todos aquellos cuyos objetivos no contradigan los nuestros. Esto está claramente establecido en nuestro estatuto”, comparte Yulia.
“Plast” y la diplomacia cultural a través del sabor
“Nuestros principales esfuerzos se centran en la diplomacia cultural”, explica Yulia. “Es nuestra manera de mostrar a los peruanos quiénes son los ucranianos y por qué luchamos”.
Entre las iniciativas más destacadas está el festival gastronómico anual. “En Perú adoran la comida, así que es el formato ideal para presentarles la cultura ucraniana”, dice Yulia. “En el festival combinamos nuestra cocina con música ucraniana y exposiciones de souvenirs hechos a mano. Siempre es un gran éxito”.
La asociación también promueve activamente la literatura y las tradiciones ucranianas. “Organizamos Días de Shevchenko, el Festival Stus, lecturas de Shevchenko, representaciones teatrales. Celebramos obligatoriamente el Día de San Nicolás y la Navidad ucraniana con villancicos y representaciones del ‘vertep’, involucrando a nuestros niños. También presentamos a los peruanos las tradiciones de la Pascua ucraniana y organizamos talleres de ‘pysanky’ (huevos decorados)”, relata la presidenta.
Un orgullo especial es el trabajo con los niños: “Hace dos años creamos un club infantil, y ahora, sobre esa base, estamos dando los primeros pasos para establecer una célula de ‘Plast’ aquí, en Perú. Es un proceso largo y complejo, pero estamos preparados. También tenemos un club de mujeres, que planeamos desarrollar”.
Gran diplomacia: entre la condena y la neutralidad
La posición de Perú respecto a la invasión a gran escala de Rusia contra Ucrania es representativa de muchos países de América Latina. A nivel diplomático, Perú condenó oficialmente la agresión rusa y apoyó las resoluciones correspondientes de la ONU. Yulia Dimar explica que esta región, en general, es pacifista, se opone a la guerra y apoya la integridad territorial de los estados, teniendo su propia experiencia histórica con disputas territoriales.
“Sin embargo, a pesar del apoyo diplomático, Perú no proporciona a Ucrania una ayuda financiera o militar significativa, limitándose a una mínima ayuda humanitaria al inicio de la invasión”, señala Yuliia. “Tienen muchos problemas internos, por lo que nos apoyan, pero solo en la medida en que no altere su statu quo con otros estados. Buscan mantener la neutralidad para no dañar las relaciones con ninguna de las partes”.
En cuanto a la actitud de los peruanos comunes, Yulia destaca cierta ambigüedad: “Una de las principales barreras que enfrentamos son los lazos históricos. Muchos peruanos que estudiaron en Rusia en los años 80 y 90 conservan una imagen romantizada de ese país, y esos relatos son activamente apoyados por la propaganda rusa. Sin embargo, también hay quienes ven la verdadera imagen de la guerra y apoyan a Ucrania, aunque no siempre de manera pública”.
“Es muy gratificante cuando, durante nuestros eventos o mítines, la gente se acerca, se presenta y declara abiertamente su apoyo a Ucrania”, comparte Yuliia. “Puede ser un simple ‘¡Bien hecho, estamos con ustedes!’ o conversaciones más profundas cuando alguien demuestra que ha investigado el tema y conoce los nombres de las ciudades ucranianas. Es increíblemente valioso cuando estás a miles de kilómetros de Ucrania y la gente aquí conoce los nombres de nuestras ciudades, no solo por las noticias, sino porque han dedicado tiempo a sumergirse en nuestra historia”.
A la sombra de la “Casa Rusa”
La propaganda rusa opera activamente en América Latina, y Perú no es una excepción. Yulia Dimar cuenta cómo esto afecta el trabajo de la asociación: “Tenemos que funcionar en paralelo con las estructuras rusas. Nos negamos a participar en eventos donde esté presente Rusia. Además, los países europeos que nos apoyan activamente con sus embajadas y comunidades están solidarios con Ucrania y también rechazan esos eventos o piden que los rusos sean ubicados lo más lejos posible de ellos”.
Un obstáculo particular es la actividad de la llamada “Casa Rusa” y el recién creado “Centro de Cultura y Ciencia”.
“Durante muchos años, la ‘Casa Rusa’ organizaba eventos a los que se invitaba a todos, incluso a ucranianos, ya que la embajada ucraniana no mostraba mucha actividad. Después de 2022, la situación cambió radicalmente. Identificamos a quienes siguen colaborando con ellos y, por supuesto, dejamos de comunicarnos con ellos. El nuevo ‘Centro de Cultura y Ciencia’ es la misma propaganda, pero desde otro ángulo. Promueven los lazos entre Perú y Rusia en el ámbito científico-técnico, universidades y el estudio del idioma ruso. Sus presupuestos y el poder del dinero aquí, en América Latina, donde el dinero tiene gran importancia, les dan una ventaja significativa. Desafortunadamente, tenemos que tolerar esta presencia, porque no podemos hacer nada al respecto”, constata Yuliia con amargura.
Ella también destaca que, a diferencia de la actividad rusa organizada, la comunidad ucraniana en Perú es un movimiento completamente voluntario. Esto limita las posibilidades para proyectos a gran escala, especialmente en áreas como la colaboración universitaria y la ciencia, que, en su opinión, deberían ser apoyadas por instituciones estatales.
Ucrania para Perú y Perú para Ucrania
“¿Por qué es tan importante la presencia e influencia ucraniana en Perú? Hay muchas razones”, explica Yuliia Dimar.
“En primer lugar, es el trabajo con nuestra comunidad, que cuenta con entre 200 y 300 personas. Son familias donde se crían niños. Es muy importante que mantengan el vínculo con Ucrania, que aprendan el idioma, las tradiciones y la cultura ucraniana. Queremos que los ucranianos y sus hijos puedan identificarse con Ucrania, ya que aquí están lejos de la patria, y la sociedad hispanohablante tiende a absorber su atención.
En segundo lugar, es la formación de la marca global de Ucrania. Queremos mostrar que no somos parte de Rusia, que somos independientes, con una rica cultura e historia, y que somos diferentes. Es la creación de una identidad propia de Ucrania para el mundo al otro lado del océano y del ecuador.
Y, finalmente, es necesario para apoyar a Ucrania en tiempos difíciles y combatir la propaganda dañina del país agresor”.
Sobre los mensajes efectivos para los peruanos, Yuliia destaca varios aspectos clave: “Si hablamos de la guerra y la ayuda a Ucrania, son mensajes sobre el apoyo humanitario, la defensa de los derechos y libertades de Ucrania. Eso es por lo que lucha Ucrania. También es importante mostrar la diferencia entre los pueblos ucraniano y ruso, la diferencia en valores”.
Por experiencia, los temas más cercanos a los peruanos son los de la integridad territorial, ya que Perú históricamente perdió parte de su territorio, y este sigue siendo un tema doloroso para ellos. “También es la defensa de valores humanos universales: la libertad, el derecho a la vida y a una infancia feliz. Para América Latina, donde las guerras no han sido tan sangrientas como en otras partes del mundo, las cifras de pérdidas de cientos de miles son impactantes. Aunque al principio pueden recibirse con escepticismo, con argumentos concretos generan un shock al darse cuenta de que, en el siglo XXI, tales guerras aún son posibles”, dice Yuliia.
Motivación inquebrantable
Además de contrarrestar la propaganda rusa, la Asociación Peruano-Ucraniana enfrenta desafíos típicos de organizaciones jóvenes y pequeñas: la elaboración de una planificación estratégica y la búsqueda de recursos.
Sobre la motivación para continuar con el trabajo voluntario en un país tan lejano, Yuliia Dimar responde con profunda convicción personal: “Si naciste ucraniano, no importa dónde estés, cuántos años hayas vivido en el extranjero, sigues siendo ucraniano. Tanto para ti mismo como para los demás. Siempre llevas una parte de Ucrania en tu corazón, y todo lo relacionado con ella resuena en ti, porque es tuyo. Tu corazón está allí, y tú solo estás en otro punto del planeta. Hay un gran deseo de regresar, es el sueño de todos: que esta guerra termine y podamos volver a Ucrania para visitar a nuestros padres y abrazarlos.
Y también es muy motivador saber que no estás solo en tu actividad, que tienes un entorno amigable, compañeros con la misma meta de ayudar a Ucrania, tanto en Perú como más allá, en todo el mundo”.
Todas las fotos fueron proporcionadas por Yuliia Dimar.